Bayern Munich, el equipo que no tiene rivales en la Bundesliga

El Bayern de Munich recibirá este sábado al Borussia de Dortmund en un partido que debería ser (y no lo es) muy importante para el devenir de la Bundesliga. Tras apenas nueve jornadas, los dos mejores equipos de Alemania ya andan separados por 14 puntos. Al Dortmund, su peor arranque liguero en 30 años le ha costado despedirse en octubre de la lucha por el título. Bayer Leverkusen y Schalke 04, los otros dos grandes clubes del campeonato, no son capaces de ocupar el lugar que se le presuponía al Dortmund y están a cinco y diez puntos del líder: el Bayern, por supuesto. Por detrás, a cuatro puntos, aparecen Borussia Mönchengladbach, Wolfsburgo y Hoffenheim. Equipos meritorios, sí, aunque sin nada extraordinario que haga pensar que echarán un pulso a los de Munich.

La Bundesliga es el campeonato que más espectadores lleva a los estadios y quizá el mejor gestionado. Pero en los últimos años saber quién se lleva la “Ensaladera” tiene menos misterio que el final de una película con Pajares y Esteso. El Bayern es tan superior en Alemanis que lucha consigo mismo. Hace dos temporadas, con Heynckes, se proclamó campeón a falta de seis jornadas. El curso pasado, Guardiola le superó: el alirón llegó con siete fechas por jugar y 25 puntos de ventaja sobre un Dortmund que cada año parece más lejos. Entre otras cosas porque el Bayern le ha quitado a sus mejores piezas. Ahí están los ejemplos de Götze y Lewandowski.

La falta de emoción es un problema para todos. También para el Bayern. El 25 de marzo de este año los bávaros fueron campeones al ganar 1-3 al Hertha Berlín. Aquella era su 19º victoria seguida en la Bundesliga y la 25º en 27 partidos (el resto fueron dos empates: ante el Friburgo en agosto y el Leverkusen en octubre de 2013). Nadie dudaba entonces de que también repetirían título en Champions. Al menos, era el indiscutible favorito. Sin embargo, un mes después, a finales de abril, el Real Madrid les dio un meneo impresionante en semifinales. 1-0 en el Bernabéu y, sobre todo, 0-4 en el Allianz. ¿Qué pasó? ¿La única razón de que el Bayern perdiera esa eliminatoria se debe a que estuvo varias semanas sin competir de verdad? Está claro que no, como que tampoco le ayudó. De hecho, después de ganar la “Ensaladera”, el Bayern se dejó llevar en la Bundesliga y empató y perdió más partidos que durante el resto de temporada.

En la derrota ante el Madrid pudo influir otro factor: hasta ese momento el Bayern de Guardiola no había vivido una situación similar de riesgo. Era un equipo que iba lanzado, sobre ruedas. Tanto es así que la gran ventaja adquirida en Alemania hacía que los partidos casi se consideraran entrenamientos con público de cara a la Champions. Y en Europa más o menos igual. Por unos minutos, el peor Manchester United de los últimos 20 años le tuvo contra las cuerdas en cuartos de final, pero enseguida se levantó el gigante teutón. No le dio tiempo a pasar miedo.

Lo que quiero decir se ve bien haciendo un símil con el baloncesto. Sus sistemas de competición hacen que se jueguen muchos (demasiados) partidos intrascendentes, que a la hora de los cruces sirven de poco. Este verano, la Selección ganó de paliza todos los amistosos y los encuentros de la fase inicial del Mundial. Pero cuando por primera vez disputó un choque igualado, los músculos se agarrotaron y Francia (a la que habíamos ganado por veintitantos solo unos días atrás y que venía de pegarse con Serbia o Brasil) nos dio una lección. Al Real Madrid le pasó algo parecido tanto en ACB como en Euroliga. Consiguió récords de victorias… para terminar perdiendo las finales de ambas competiciones. El mismo episodio vivieron los Gasol y compañía en el Eurobasket de 2007 que se celebró en España, con aquella canasta fallada por Pau en el último segundo de la final ante Rusia.

En cambio, la Selección ganó los Europeos de 2009 y 2011 y llegó a la final de los Juegos de Londres tras conocer la derrota. Por descontado que hay ejemplos de lo contrario. Sin salir del baloncesto, los Estados Unidos arrasaron en el último Mundial de principio a fin. En el fútbol está el Barça de Guardiola en 2009 o el mismo Bayern de Heynckes en 2013. Pero son los menos. Lo normal es que un equipo no se mantenga al máximo nivel durante toda la temporada. Las mejores planificaciones deportivas son las que consiguen que el pico más alto de forma llegue al final o cuando se deciden los títulos.

Los ejemplos de 1999 y 2001

Si se hace memoria, en 1999 el Bayern perdió la final de la Champions en el descuento. Fue ganando todo el choque, pero dos goles de Sheringham y Solskjaer dieron la “orejona” al Manchester United. Ese año, los bávaros ganaron la Bundesliga con 15 puntos de ventaja sobre el Leverkusen, mientras que el United tuvo que esperar a la última jornada y vencer al Tottenham para salir campeón. Casualmente, después de la final del Camp Nou, el Bayern también perdió la DFB Pokal (en los penaltis ante el Werder Bremen) y el United también ganó la Fa Cup (2-0 al Newcastle).

Sin embargo, dos después la situación fue opuesta. El 19 de mayo se disputaba la última jornada de Bundesliga. El Bayern, que hasta la semana anterior había ido por detrás del Schalke, llegaba con una mínima ventaja. Ambos jugaban a la misma hora. El Schalke ganó fácil al Unterhaching y, al terminar el partido, llegaron buenas noticias de Hamburgo. Barbarez había marcado el 1-0 muy cerca del final y eso les daba el título a los mineros. Creyendo que en Hamburgo ya había acabado el encuentro, los hinchas del Schalke invadieron el césped para abrazar a sus campeones… pero no. Resulta que en el último momento el Bayern logró un libre indirecto dentro del área que Patrik Andersson envió a la red, logrando el empate y el título para los de Munich. Cuatro días más tarde, en Milán, el Bayern levantó su cuarta Copa de Europa. Fue la final que empezó ganando el Valencia (penalti de Mendieta), que empataron los alemanes (penalti de Effenberg) y que se decidió desde los once metros con el fallo de Pellegrino.

Claro que competir en varias competiciones hasta el final no te garantiza nada. El ejemplo más cruel es el Leverkusen del 2002 cuando perdió la final de Champions, de Copa y la Bundesliga con una ventaja de cinco puntos a falta de tres jornadas.

Guardiola sabe mejor que nadie que sus futbolistas no llegaron hambrientos a abril y mayo. También que para triunfar en el Bayern no le bastará con pasearse por Alemania. Los bávaros son, probablemente junto con el Madrid y el Barça, el único club al que casi se exige estar en la final de Champions cada año. El entrenador catalán no puede hacer nada para encontrar equipos que le den más pelea en la Bundesliga, es obvio, pero sí tiene la responsabilidad de ir afinando sus instrumentos para que estén a punto en el tramo decisivo de la temporada.

De ahí que su estrategia durante su segundo año en Alemania sea: laboratorio, prueba y error hasta Navidad; aceleración progresiva a partir de enero. En parte está obligado a hacerlo así pues la enfermería está llena de futbolistas muy importantes: Javi Martínez, Thiago, Schweinsteiger ó Ribery, quien poco a poco está entrando en el equipo. Y en parte porque Guardiola aún no ha encontrado un once tipo. Solo Neuer, Lahm y Alaba han salido de inicio en todas las jornadas de Bundesliga. Pero los dos últimos, en teoría laterales, han jugado más como interiores (Alaba también lo ha hecho de central zurdo) acompañando a Xabi Alonso, al que el míster dio galones desde el primer partido y a la vez le otorga oportunos descansos. Por delante, no hay sitio para todos: Götze, Muller, Lewandowski, Robben y Ribery serán los ocupantes más habituales de las tres (o cuatro) posiciones de ataque. ¿Llegará a abril y mayo el Bayern a tope? Está por ver, aunque sus rivales en Alemania parece que no le ayudarán.

Artículo tomado del diario ABC