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Conozca la historia del Rodolfo Muñoz Castro, el tico que le enseñó jugar futbol a Chespirito

Roberto Gómez Bolaños, quien falleció este viernes, fue un amante del futbol y cuando practicaba este deporte en su niñez y juventud  tuvo a un entrenador que siempre recordó con mucho cariño: el costarricense Rodolfo "Butch" Muñoz Castro. 

“Mi maestro del futbol fue un tico de hace muchísimos años, Rodolfo  Muñoz y le decían el ‘tico Butch’ y fue un futbolista de hace muchísimos años. Él fue quien me enseñó el futbol”, expresó el famoso Chespirito en una entrevista al Diario La Nación en el año 2008. 

Muñoz, fallecido en el 2005, es el único técnico tico en ganar un título en un torneo profesional de México. 

“El Sr. Muñoz me invitó a ingresar al Marte, equipo que participaba en la liga mayor de México. Jugué durante un tiempo, cuya duración no recuerdo, pero que fue breve, hasta que abandoné el intento, debido a mi baja estatura (1,61 metros) y, principalmente, mi bajo peso: 48 ó 49 kilos, algo que permitía a los rivales que me desplazaran”, agregó el comediante mexicano. . 

Aquí presentamos una nota realizada en la Nación por los periodistas Rodrigo Calvo y Sergio Arce de la historia del Múñoz y Chespirito. 

Butch deportista

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Foto: Rodolfo ‘Butch’ Muñoz era un artista del balón. Cuando actuó en los años 30 y 40 en México, con el club España, consiguió cuatro títulos en la liga profesional como futbolista y uno como entrenador.

Nacido en Barrio México, San José, el 18 de octubre de 1912, Rodolfo Muñoz se formó en el seno de una familia de deportistas que encabezaba un futbolista, su padre Elías Muñoz, quien jugó de portero en uno de los primeros equipos que se formaron en el país, el Josefino.

Butch –así se le llamaba por querer imitar al actor español Juan de Landa, de la cinta de 1930 El Presidio – se inició en los equipos San Luis FC y el Hispano Atlético. De ahí dio el salto a la Primera División del Orión FC.

Su progenitor dotó a la familia de un salón de baile y un gimnasio muy completo, que le permitió a sus hijos practicar todo tipo de deportes. Aparte de un Rodolfo futbolista, sus hermanos fueron campeones nacionales de boxeo: Jaime (peso mosca) y Franklin Muñoz (en ligero). Guillermo practicó el futbol y fue campeón de tenis de mesa.

“¡El gimnasio en la casa era una preciosidad tremenda! Mi padre nos inculcó el deporte, alejados de los vicios. Nada de licor, ni cigarrillos ni de billares”, recordó Guillermo Muñoz, hermano de Butch , con 94 años y quien radica en San Juan de Tibás.

A raíz de una gira que realizó el Club Sport La Libertad a México, en noviembre de 1935, Butch fue solicitado como refuerzo del Orión y sobresalió en los amistosos ante los principales clubes aztecas de la época. Por ese motivo, fue contratado por el equipo España, junto a Eduardo Goldoni y José Antonio Toño Hütt.

Se les sumaron Santiago Bonilla, procedente del equipo Nueva York (EE. UU.), y Jorge Quesada, Quesadita , quien venía del futbol de España luego de que, en 1936, estalló allá la Guerra Civil.

“Butch era un jugador muy técnico y limpio. Cuando debuté en un partido internacional con la Liga ante el España, él venía en esa gira (el 20 de julio de 1941) y yo lo tuve que marcar. Estaba nervioso, porque tenía que toparme con un hombre de fama y prestigio en Costa Rica y México. Se me acercó y me dijo: ‘Alvarillo, juegue tranquilo, usted domina bien la pelota’. Entonces se me quitó el miedo de enfrentarlo”, recordó el exjugador Álvaro Rojas Espinoza, hoy con 88 años de edad.

Desde entonces, Butch radicó en Ciudad de México, al lado de su esposa mexicana, Aurora Reyes, sus cinco hijos y siete nietos. Allá jugó y dirigió al España, el Marte y la UNAM; fue muy apreciado por la afición azteca y la prensa siempre lo recordó como uno de los mejores extranjeros que participó en el balompié azteca.

“Mi hermano me llevó a México y me contrató el Moctezuma de Orizaba como centro delantero y llegué a ganar el campeonato estatal. Me lesioné el nervio ciático y me dieron de baja. Después ocupó mi lugar Fello Meza, en 1941”, revivió Guillermo Muñoz.

‘Chespirito’ deportista

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En México, Chespirito –nombre puesto por el director de cine Agustín P. Delgado, como diminutivo del ‘pequeño Shakespeare’– tuvo una historia muy distinta a la de Rodolfo Butch Muñoz.

Roberto Gómez Bolaños nació el 21 de febrero de 1929, en el Distrito Federal, en el seno de una familia de la clase media acomodada. Su padre, Francisco Gómez, fue pintor y dibujante; y su madre, Elsa Bolaños, fue secretaria y, además, pintaba y escribía.

De niño soñaba con ser futbolista o ingeniero civil (se graduó, pero nunca ejerció). Era uno de los más bajitos y le entraba a los golpes para demostrar que no tenía miedo en el vecindario. Opinó que “era bueno” para pelear en el peso paja, la división más ligera.

“Era muy ‘peleonero’. En la preparatoria entré al campeonato de boxeo. En el primer año salí subcampeón y, en el segundo, campeón. Pensé que en mi peso no había nadie en el mundo que pudiera derrotarme. Y me metí en el campeonato aficionado de Guantes de Oro y sí me ganaron”, contó en el documental Chespirito: el niño que somos (1999-2000).

En la pandilla a la que pertenecía, Los Aracuanes , todos eran deportistas. Practicaban el baloncesto, el béisbol, la natación, los clavados y el atletismo, pero el deporte que cautivó siempre a Roberto fue el futbol. Su posición era de interior derecho y resaltaba como un buen gambeteador y goleador en equipos menores.

En esos años, en la Preparatoria Morelos, se encontró con Butch por primera vez. “Conocí al Sr. Muñoz en el Instituto México, del Distrito Federal. Yo estaba en quinto o sexto año de primaria y formaba parte de la selección correspondiente de futbol, de la cual el tico se hizo cargo”, recordó Roberto Gómez para Proa .

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‘Foto: Chespirito’ futbolista (encerrado en círculo). Era interior derecho del equipo del Instituto de México.

Después, cuando Chespirito contaba con 16 años, participó en varios juegos preliminares como parte de las fuerzas infantiles y juveniles del club Marte, a cargo del tico Rodolfo Butch Muñoz.

“El Sr. Muñoz me invitó a ingresar al Marte, equipo que participaba en la liga mayor de México. Jugué durante un tiempo, cuya duración no recuerdo, pero que fue breve, hasta que abandoné el intento, debido a mi baja estatura (1,61 metros) y, principalmente, mi bajo peso: 48 ó 49 kilos, algo que permitía a los rivales que me desplazaran”, revivió.

Desde entonces, Roberto Gomez Bolaños dejó de ver a Butch , aunque confesó que “me quedó un recuerdo muy positivo acerca de él”. Pero, lo principal, no se amargó por no alcanzar el sueño de ser futbolista profesional.

Con el paso de los años, descubrió su verdadera vocación. Primero como creativo de guiones humorísticos para agencias de publicidad y películas del dúo de cómicos Viruta y Capulina , y luego como actor de los famosos Chavo del Ocho , el Chapulín Colorado , el Chómpiras , el Doctor Chapatín , Chaparrón Bonaparte y Vicente Chambón , entre otros.

Desde que empezó a actuar en televisión, a los 29 años, Chespirito demostró que tenía mucha agilidad para los programas. La práctica de deportes en su niñez y juventud le ayudaron para hacer muchas cosas en el escenario, como unas buenas caídas, brincar y simular pleitos de boxeo.

Apasionados

Está claro que Roberto Gómez Bolaños es un apasionado del futbol. Es seguidor acérrimo del club América de su país y, en la televisión y el cine, siempre sacó a relucir su inclinación y amor por este deporte.

Dentro de sus 50 años de vida artística, escribió y adaptó más de 25 guiones para filmes, publicó tres libros y actuó en 21 películas, sin mencionar sus obras de teatro, incluida la comedia 11 y 12 .

Hizo pequeños papeles en los largometrajes, pero también fue el productor, director, escritor y actor de El Chanfle (1979) y El Chanfle II (1982), dos películas sobre futbol que tuvieron un éxito enorme y rompieron récords de taquilla. Enrique Segoviano lo acompañó en la dirección de estos filmes, aunque Chespirito asumió la realización de las tomas de las jugadas de futbol, pues era de lo que más sabía hacer.

A una de las figuras que siempre admiró fue a Enrique Borja, el Chamaco , uno de los grandes ídolos del futbol mexicano de todos los tiempos. En un reportaje con La Nación , en el 2004, Borja confesó, en broma y en serio, que “mi fama como futbolista se la debo al Chavo del ocho porque, al jugar futbol, siempre gritaba en el programa: ‘¡Goool de Borja!’.

Y hablando de fama, a Chespirito también lo buscaron grandes personajes del calibre de los astros del futbol Pelé y Diego Maradona, para proponerle proyectos artísticos o hablarle de la influencia que él tuvo en sus vidas.

En su libro autobiográfico Sin querer queriendo, Memorias (2006) relató cuando Pelé lo llamó, desde Brasil, para filmar un largometraje con el Chavo . Pero lo rechazó pues el personaje era un producto de la televisión y jamás debía aparecer en el cine.

Y Maradona lo contactó en Ciudad de México, previo a un partido en el estadio Azteca entre los equipos de sus amores, el América y el Boca Juniors. Diego le confesó que llevó videos de sus programas a Cuba y que el verlos fue (y sigue siendo) la mejor medicina que ha tenido para combatir sus estados de depresión.

Mientras la fama y popularidad de Chespirito se extendieron por todo el mundo, pues sus programas se tradujeron al italiano, portugués, francés, japonés y ruso, Rodolfo Muñoz dedicó cuatro décadas de su vida a ser entrenador de equipos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hasta que se jubiló.

En los últimos diez años de su vida, Butch estuvo enfermo del mal de Alzheimer, aunque “nunca dejó de recordar su pasado, su familia y su patria”, según describió su esposa, Aurora Reyes.

Finalmente, Rodolfo Muñoz, el tico que enseñó a patear el balón a Chespirito , falleció a la edad de 92 años, el 14 de noviembre del 2004 en Guadalajara, México.

Su última voluntad –escrita en un testamento– era conservar sus cenizas en un cofre para juntarlas con las de su cónyuge cuando muera ella (padece un cáncer terminal en el colon), con el fin de que sean lanzados al mar en Veracruz, México.

 

TICO BUTCH MUÑOZ SE CONSAGRÓ EN MÉXICO

UN FUTBOLISTA DE CLASE

Rodolfo Muñoz Castro fue uno de los primeros jugadores costarricenses de la historia que fueron exportados al futbol mexicano, en 1935.

Antes de ese año, el conocido Butch fue un volante talentoso, noble y caballeroso quien, por poco tiempo, actuó en el Orión FC, en la Primera División, y reforzó a clubes ticos en juegos con equipos del extranjero.

Su debut internacional con los orionistas fue ante el Audax Italiano de Chile, al que su equipo derrotó por 3-1 en el Estadio Nacional de San José, el domingo 18 de junio de 1933.Integró, además, las selecciones de Costa Rica en 1935 y 1938, con motivo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en El Salvador y Panamá, respectivamente.

Con la Tricolor, Rodolfo cumplió cuatro juegos de clase A y marcó un gol a la Selección de México, que fue el del honor en una derrota por 1-2 durante las justas regionales en Panamá.

Cuando fue contratado en México, su segunda patria, Butch se vinculó con el España, el equipo representante de la colonia española en el Distrito Federal. Allí obtuvo cinco campeonatos profesionales de la Primera División de ese país, en 1936, 1940, 1942, 1944 y 1945, este último como su técnico.

Muñoz fue elegido jugador del año en México y pudo jugar en España y Argentina, pero rechazó las ofertas por un problema de cadera y su compromiso matrimonial. Una seria lesión en la cadera le cortó su carrera como jugador en el España, en 1944, y se hizo su entrenador.

Después lo contrató el Marte para jugar y dirigir por dos temporadas, pero la vieja dolencia lo obligó a retirarse.Por más de cuatro décadas, enseñó la práctica del futbol en las ligas menores del equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Allí también fue su técnico en reserva y la primera categoría.

 

NO SABÍAN QUE BUTCH ENSEÑÓ A CHESPIRITO

SORPRESA EN LA FAMILIA

Muy pocas personas en la numerosísima y desperdigada familia de Rodolfo Muñoz sabían de la estrecha relación que el patriarca mantuvo con Roberto Gómez Bolaños en su niñez y en su juventud.Poquísimas... hasta que un nieto del tico Butch , que reside en Austin, Texas (EE. UU.), leyó en Internet una pequeña referencia sobre este tema, que salió en la Teleguía del 23 de marzo, y en la que Chespirito comentó que aquel tico radicado en México fue quien le enseñó a jugar futbol.

Pasaron más de 50 años para que saliera a la luz en todo el seno familiar de Rodolfo Muñoz aquella relación labrada al tenor de las canchas, las prácticas y los consejos del entrenador al pupilo.

“Le pregunté a mi abuelita por qué nunca nos contó de la relación entre Roberto Gómez Bolaños y mi abuelito, y ella me respondió que él (Rodolfo Muñoz) nunca le dijo, ni a ella ni a nadie. Lo más increíble es que yo crecí viendo a Chespirito y nunca me imaginé que mi abuelo le enseñó a jugar futbol”, contó con asombro el nieto de Butch , Bryan Floyd-Muñoz, desde Estados Unidos.

No menos sorprendidas se mostraron Silvia Muñoz, mamá de Bryan, y Patricia Muñoz de Timmins, ambas hijas de Butch : la primera vive en Nueva Orleans, Luisiana, y la segunda en Johannesburgo, Sudáfrica. “Recibí una copia del artículo acerca del tico Butch , mi padre. Me llenó de orgullo saber que mi papá, después de su muerte, sigue en el corazón de tantas personas”, expresó Patricia, desde la nación africana. Los familiares del costarricense –y otros acá en el país como Édgar Fernández, sobrino bisnieto del exfutbolista y hermano de Alonso Fernández, míster Costa Rica 2007– no ahorraron ni escatimaron loas para aquel hombre, a quien describen como alguien “noble”, “desprendido”, “discreto” y “muy trabajador”.“Mi papá era sumamente diferente. 

Él no hacía alarde de las cosas; era muy centrado y muy discreto. Siempre decía que estaba feliz con su esposa y con sus cinco hijos (cuatro mujeres y un hombre); nunca presumió de lo que hizo, ni mucho menos por lo que no hizo. 

Y en cuanto al futbol, siempre fue un caballero en la cancha y así nos educó para la vida”, expresó Silvia con gratitud, desde su casa al sur de Estados Unidos.

“Estamos muy orgullosos de la manera en que mi abuelo vivió y enseñó a los jóvenes que el futbol es una importante herramienta para la vida misma, para jugar limpio, siempre apegado a los grandes valores”, añadió el hijo de Silvia, Bryan Floyd-Muñoz.La noticia de que Rodolfo Muñoz impartió lecciones de futbol al humorista mexicano por excelencia no pasó inadvertida en el propio México, donde reside buena parte de la familia del otrora futbolista, entre ellas la viuda del “maestro” Butch Muñoz, la mexicana Aurora Reyes.

En una emotiva carta enviada a La Nación , ella escribió: “Doy gracias a mi paisano, el señor (Roberto Gómez) Bolaños, quien hizo recordar a mi esposo en Costa Rica, pues creí que ya lo habían olvidado. Me siento muy orgullosa de que el señor Bolaños lo haya recordado como su profesor, no sabía que lo conociera. Muchas gracias por ser la alegría de chicos y grandes”.