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Neuroarquitectura: las viviendas inteligentes que generan salud y bienestar

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La neuroarquitectura es un área interdisciplinaria que conjuga la neurociencia, la ciencia cognitiva, la psicología, la arquitectura y el urbanismo que no se detiene solo en los hallazgos sino que intenta aplicar lo aprendido en el diseño y la construcción de espacios que mejoren nuestra calidad de vida. 

"Esas respuestas neuronales pueden alterar directamente el estado de ánimo y el comportamiento de los usuarios de cualquier espacio, tanto a corto como a largo plazo", escribió la arquitecta Audrey Migliani en ArchDailyer.

Los neurocientíficos y los arquitectos trabajan en equipo y todas las decisiones de diseño son tomadas en base al funcionamiento cerebral de los que habitarán las construcciones, desde la distribución hasta el color de las paredes.

El desafío de los expertos es comprender por qué algunos espacios estimulan o inhiben ciertos estados de ánimo del usuario para que el diseño cumpla el objetivo indicado. Esos objetivos pueden ser muy variados.

 

Una persona con agorafobia probablemente se sentirá más segura si su vivienda tiene una gran privacidad y límites físicos como muros. Pero la decisión de levantar una muralla no será una suposición, sino que se tomará después de avaluar las reacciones cerebrales de esa persona fóbica a espacios similares.

El bienestar en tiempos de crisis

La pandemia nos ha enseñado grandes verdades. Y una de ellas es que el espacio que nos rodea influye en la salud mental. Varios estudios han demostrado que el teletrabajo y las restricciones de movilidad son más apremiantes en espacios reducidos, alejados de la naturaleza. Y eso no hace falta que lo digan los expertos, lo sentimos en la piel.

Entonces no es de extrañar que el grandes urbes como Ciudad de México, donde habitan unas 21,45 millones de personas, se han disparado los casos de ansiedad y depresión.

''Yo no me llegué a sentir agobiada durante los confinamientos severos, pero la crisis sanitaria sí aumentó mi necesidad de sentirme a gusto en casa. No solo porque ahora paso el 90% del tiempo bajo un mismo techo por el teletrabajo sino porque no se trata de una elección sino una obligación''.

Vivir en una esquina y en un piso con grandes ventanales me permite sentirme resguardada y a la vez vinculada con mi comunidad. Y ese factor, que es primordial para mí, me hace pasar por alto muchas características del diseño y la distribución de mi vivienda, que definitivamente serían diferentes si hubiera sido diseñada para mí.

Por eso la gente que puede darse el lujo de contratar a una firma de arquitectos para diseñar su hogar está apostando por la neuroarquitectura, que usa los avances de la neurociencia y la arquitectura moderna para crear ambientes que promuevan el bienestar.

Cada vez más proyectos

Brain hologram over panorama city view of Kuala Lumpur. KL is the largest science hub in Malaysia, Asia. The concept of developing coding and high-tech science. Double exposure.

Y es una tendencia que está tomando cuerpo. El diario El País informó que España hay al menos 35 proyectos de neuroarquitectura terminados o en construcción entre la Costa del Sol y Madrid.

Se trata de casas enormes en las que el espacio no es una limitación para lograr que sus dueños se sientan a gusto.

Los futbolistas forman parte de la élite que puede invertir una vivienda de hasta 3.000 metros cuadrados, diseñada a la medida de sus reacciones neuronales. Entre esos afortunados está el exjugador del Betis Arturo García Muñoz (Arzu), el portero del Liverpool Adrián San Miguel y el defensa del FC Cartagena Raúl Navas.

Decodificar la emoción

En la neuroarquitectura no puede haber dos proyectos idénticos porque no existen dos personas iguales. Los arquitectos comprenden que cada usuario recibe y decodifica los estímulos del ambiente de una manera única. Por eso no siguen reglas sino que observan algunas consideraciones generales.

Una de ellas es que los seres humanos necesitan un sentido de pertenencia, de sentirse arraigados.

"Grupo social"

La neuroarquitectura reelaboró las teorías del apego del psicólogo estadounidense Abraham Maslow, que postulaba que todos necesitamos sentirnos parte de un grupo social. Al extrapolar ese concepto al diseño, los neuroarquitectos sugieren que todos los humanos necesitamos sentirnos parte de un espacio físico.

Si los buenos recuerdos son decodificados positivamente por nuestro cerebro entonces es importante incluir elementos en el diseño que puedan evocar esas memorias olfativos, visuales o auditivos para que los usuarios se sientan verdaderamente en casa.

La temperatura, el color, la intensidad del alumbrado, el diseño de las aceras y las fragancias naturales son factores sutiles que influyen en el estado emocional de las personas y en su relación con el entorno.

¿Cómo lo logran?

Los arquitectos y científicos deben conocer bien a los futuros dueños de la vivienda que están por diseñar. Las entrevistas sobre sus gustos, recuerdos infantiles, olores y colores favoritos, predilecciones acústicas, táctiles, olfativas arrojan información importante.

Luego viene la recopilación de los datos duros y puros. Hablamos de las respuestas orgánicas que son registradas por tecnología, como las técnicas de reconocimiento facial, los electroencefalogramas y las respuestas galvánicas de la piel (GSR) que miden las variaciones de las características eléctricas de la dermis, causadas por distintos factores como la sudoración.

Las pulseras de actividad, aunque son dispositivos de registro fisiológico de uso común, han ayudado en este proceso de exploración cognitivo-emocional porque la persona puede permanecer conectada mientras recorre distintos espacios.

En una entrevista con La Vanguardia, el asesor de neurociencia de la firma ARK Arquitects, Antonio Ruiz, explicó algunas reacciones generales, aunque no infalibles, que tenemos la mayoría de las personas a ciertos entornos.

Los espacios amplios y la luz natural aumentan la activación de las ondas alfa en nuestro cerebro, que son las que se ponen en marcha cuando no tenemos pensamientos complicados y nos encontramos relajados, calmados y lúcidos.

Otra propiedad de la luz natural es que activa el reloj biológico y regula los ciclos circadianos de la vigilia y el sueño. Aunque el tipo de luz y la orientación de la luz artificial también podría alterar la secreción de melatonina, que es la hormona reguladora del sueño.

Un diseño adecuado de los tipos y las fuentes de luz será esencial para garantizar un sueño reparador en una habitación.

Ruiz también explicó que el contacto directo con la naturaleza está vinculada con mejores niveles de la memoria de trabajo y con una mayor concentración.

Otro elemento que no se puede pasar por alto es el de la temperatura y para eso es básico conocer si el usuario es una persona sensible al frío o al calor. En todo caso, los espacios saludables deben tener una temperatura agradable y sin mayores cambios para evitar la estimulación de la amígdala en el cerebro, que podrían alterar el sistema inmunológico.

Mi casa ideal en un mundo ideal

Y como soñar no cuesta nada, una casa diseñada para mi tendría patios interiores que permitan la entrada de luz natural y la ventilación en todas las habitaciones de la casa. También tendría macetas de hierbas o flores como el jazmín cerca de las ventanas para aromatizar de manera natural y usaría un sistema de calefacción de suelo radiante para sentirme en mi Caribe natal, aunque esté en medio de una nevada europea.

Lo ideal sería en que cada vez más empresas e instituciones usen la neuroarquitectura para diseñar viviendas y lugares de trabajo más agradables y saludables.

Uno de los pioneros en incorporar estos principios fue Google hace ya más de una década al descartar las oficinas individuales y crear espacios abiertos para generar una mayor transparencia, desde la percepción visual hasta en sus procesos.

La neuroarquitectura apenas comienza y sus aplicaciones son infinitas.

Imagino que el futuro está lleno de edificios inteligentes que estimulen la creatividad y el aprendizaje de los niños, y hospitales donde los pacientes no se sientan atemorizados en habitaciones frías e impersonales y sanen más rápidamente en cuartos donde puedan sentirse acobijados.

Fuente: Yahoo Finanzas