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Rusia paga caro su bajo porcentaje de personas vacunadas contra el Covid

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Pronto se cumplirán dos años del inicio de la gran crisis sanitaria causada por el virus SARS-CoV-2 y afortunadamente la normalidad está regresando, poco a poco pero con paso firme, a todos los países que muestran altos porcentajes de vacunación. 

Los aeropuertos y estaciones recuperan el ajetreo, sube la ocupación de restaurantes, hoteles, cines y teatros y hasta el ocio nocturno de bares y discotecas vuelve a abrir sus puertas con aforos cada vez mayores.

Los datos de vacunación particulares de cada nación representan ahora el indicador más claro de la situación sanitaria en cada país. 

Aún con las medidas de precaución y seguridad vigentes, hasta el más reacio debería admitir que la llegada de las vacunas ha supuesto un cambio radical en el sombrío panorama que la pandemia había extendido por el mundo. Los estudios y evidencias científicas se acumulan ya por cientos ofreciendo una visión de conjunto espectacular respecto a su seguridad y eficacia. Un reciente estudio incluso ofrece buenas noticias respecto a la variante Delta, señalando que “las personas con pauta completa de vacunación que contraen esa variante tienen menos probabilidades de infectar a sus contactos cercanos que las personas no vacunas”.

 

A estas alturas, las razones para vacunarse son tan aplastantes que resulta sorprendente (y descorazonador) encontrar países que están sufriendo una nueva ola de contagios a pesar de que tienen un buen acceso a las vacunas. 

El caso más palmario de esta contradicción es Rusia que actualmente está batiendo todos los récords de contagios y fallecimientos desde que se inició la pandemia. ¿Cómo es posible? La respuesta más directa a esta pregunta se obtiene mirando sus datos de vacunación. Apenas un 30% de los rusos se encuentra completamente vacunado y, lo que es más significativo, tan solo un 34% ha recibido al menos una dosis.

La paradoja es aún más evidente si tenemos en cuenta que Rusia ha desarrollado su propia vacuna frente a la COVID (Sputnik V) que se ha distribuido en multitud de países, sobre todo en América Latina, que ahora les superan ampliamente en porcentaje de vacunación.

Rusia supera los 8 millones de casos con una media de más de 30.000 nuevos contagios cada día | imagen Sefa Karacan/Anadolu Agency via Getty Images

Ya en febrero de este 2021, una encuesta del Centro Levada, el principal encuestador independiente de Rusia, mostraba que “el 62% de los rusos son reacios a vacunarse con su propia vacuna Sputnik”. Las intervenciones del presidente Vladimir Putin alabando las propiedades de su desarrollo médico no mejoraron la intención de vacunación, y los mensajes negacionistas seguían campando a sus anchas en un país que precisamente se ha convertido en el epicentro de la información con miles de granjas de trolls esparciendo la duda y la indecisión entre la población. En los últimos meses se han recopilado en una base de datos hasta 314 fake news diferentes, de las cuales 83 estaban relacionadas con las vacunas.

La nueva encuesta, realizada unos meses más tarde, no mejoró las cifras de aceptación de la vacuna… de hecho significó un paso atrás ya que el número de ciudadanos rusos que estaban dispuestos a vacunarse pasó del 30% de febrero al 26% en mayo. Los últimos datos disponibles, ya en agosto, muestran la misma tendencia: dos tercios de la población siguen teniendo dudas sobre su propia vacuna.

Esta desconfianza instalada en Rusia tiene además poderosas raíces históricas y sociales. Durante la época soviética la vacunación era obligatoria y por lo que muchos rusos eligieron hacer frente al estado negándose a esa medida. El tiempo ha pasado pero esa idea aún permanece en el imaginario colectivo ruso que no se fía de sus gobernantes, explica la antropóloga Alexandra Arkhipova en una entrevista a la BBC.

Ya sea por indecisión, por razones políticas o por la constante presión de los mensajes negacionistas y antivacunas, lo cierto es que Rusia está reviviendo la pesadilla de la curva de contagios con una variante Delta mucho más peligrosa que la cepa original que inició la pandemia.

Fuente: Yahoo Noticias