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Chelsea saca un punto contra el Liverpool en Anfield (1-1)

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Este sábado los equipos del Liverpool y Chelsea igualaron a uno en Anfield en un partido que tuvo dos historias bien distintas. Los 'blues' se adelantaron por medio de Havertz, pero la expulsión de James y el gol de Salah en el añadido de la primera parte lo cambiaron todo. 

Comenzó asediando el Liverpool casi por obligación. Las gargantas reventaron en Anfield desde el prmer instante y llevaron en volandas a los suyos en los primeros ataques. Una vez pasada la tormenta anímina, el Chelsea comenzó a crecer.

Lo hizo como mejor sabe el equipo de Thomas Tuchel, basando sus opciones en una férrea defensa, un serio orden en el medio y frescura y electricidad en ataque. Lukaku, pese a que no pudo aparecer mucho en este encuentro, le da ese plus de vitamina ofensiva que termina de redondear el plan del técnico alemán.

Henderson pudo adelantar al Liverpool cuando el partido ya era un intercambio de golpes, pero mandó fuera un remate que parecía más sencillo convertirlo en peligro que mandarlo tan desviado. El Liverpool llegaba con fuerza y tras tener más el balón, pero el Chelsea aguardaba y amenazaba con menos posesión pero más 'mala leche' en sus ofensivas.

 

En una de sus llegadas, el conjunto visitante provocó un saque de esquina del que sacaría petróleo. James sacó desde la esquina y Havertz, en el primer palo, convirtió un remate casi por inercia en un precioso globo que superó a Alisson y se coló en la portería del Liverpool.

Ya está, 0-1 y el plan de Tuchel se encontraba con el escenario en el que mejor actúa. El balón pasaría a ser 'red', pero también la ansiedad y la obligación de buscar el empate. Y ahí se desenvuelven los 'blues' que da gusto verlos.

Sin embargo, la hoja de ruta cambió bruscamente antes del descanso. Antes, el Liverpool logró reaccionar y rehacerse, aunque tanto Mount como Elliott pudieron mover el marcador para uno u otro lado. Pero la jugada que originó el empate fue la única que, a la postre, pudo mover el luminoso.

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En el añadido del primer tiempo, ya con Diogo Jota en el campo tras la lesión de Firmino, llegó el empate de los 'reds'. Es de esas acciones que suelen resumirse con un manido pero cierto "tuvo de todo". Un balón al larguero, un fallo defensivo, un remate a bocajarro, una mano, un penalti de VAR y un gol. Casi nada.

Diogo Jota recibió en el área el rechace del larguero tras un cabezazo de Matip. El defensa se aprovechó de una falta de entendimiento entre Mendy y Marcos Alonso, pero la madera le dejó sin tanto. Jota remató en boca de gol y solo le apartó del empate James.

El brazo de James, para ser exactos, según dictaminó segundos después el colegiado tras revisar el VAR. El defensa fue expulsado y Salah se encargó de transformar el penalti para poner el 1-1 justo antes del descanso.

Llegaba el intermedio con un panorama bien distinto. Apenas estaba pasando miedo Mendy gracias al muro de Tuchel, una defensa que apenas tiene problemas en el área. Pocos logran rajar la telaraña que tejen en campo propio y, para colmo, los visitantes avisaban en algún contragolpe con un tipo como Lukaku como estandarte. Pero la roja lo cambió todo. O casi todo.

Con lo que no pudo la roja fue con el resultado. El Liverpool se pasó todo el segundo tiempo con el balón en sus pies. El asedio iba y venía, pero lo que permanecía eran las caídas repetidas de los 'reds' en la zona de tres cuartos. Ni Salah, ni Mané ni Diogo Jota encontraban espacios por dentro. Tampoco Robertson o Alexander.Arnold, que suelen ser cuchilos en mantequillas por las bandas.

Tuchel metió a Thiago Silva y Kovacic para reforzar su plan. Los locales basaron su arsenal en disparos desde media distancia y una ristra de córneres que no dieron ningún resultado. Mendy desbarató los pocos balones que se colaban entre las trincheras visitantes y así fue muriendo poco a poco la fe 'red'.

Incluso los de Tuchel dieron un par de avisos en algún contragolpe. Lukaku y Kovacic lo hicieron pasar realmente mal a una afición local que acabó el partido depositando toda su esperanza en un último córner que, al igual que todos los anteriores, acabaron estrellados en la muralla 'blue'.