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La ciencia trabaja en una 'vacuna universal' previendo una próxima pandemia

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Un microorganismo de la familia de los coronavirus ha conseguido saltar entre especies y ha provocado gravísimas infecciones en humanos durante los últimos 20 años. 

Tras el éxito de las vacunas contra el coronavirus, algunos científicos dan pasos hacia una “vacuna universal” contra todos los virus de la misma familia. 

En 2002 apareció en China el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés), que infectó a unas 8.000 personas y causó 774 muertes, pero se pudo erradicar. En 2012, surgió el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) en Arabia Saudí, del que aún sigue habiendo brotes, aunque el número de muertes tampoco llega al millar. La historia del tercero la conocemos mucho mejor y es mucho más dramática: el número oficial de fallecidos por covid supera a día de hoy los 4,5 millones en todo el mundo.

A pesar de los dos avisos anteriores, no estábamos preparados para la pandemia de covid. Muchos científicos estudiaron a fondo el SARS y el MERS e incluso llegaron a desarrollar vacunas, pero no pasaron de la experimentación animal porque ni gobiernos ni empresas le dieron la suficiente importancia como para invertir en ellas. 

Es el caso de Isabel Sola, que junto a su compañero Luis Enjuanes y el resto de su equipo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el covid, pero que hace años ya generó un candidato vacunal frente el MERS. Sin embargo, en aquella época “ningún proyecto llegó a una fase 1 de ensayos clínicos”, recuerda en declaraciones a Teknautas.

Tras el éxito de las vacunas contra el SARS-CoV-2, ahora muchos científicos piensan en enmendar el error buscando una solución para el siguiente coronavirus que infecte a nuestra especie incluso antes de que aparezca: una “vacuna universal” para este tipo de agentes patógenos.

“Es una idea razonable y un proyecto de futuro muy interesante, pero requiere tiempo”, advierte Sola, “habrá que hacer muchos ensayos y comprobar que realmente funciona”. Y habrá que hacerlo, necesariamente, con el abanico de coronavirus que conocemos hasta ahora (además de los tres más graves, otros cuatro que provocan los resfriados comunes). Frente a la posible emergencia de otros coronavirus aún desconocidos, habría que realizar una “predicción de su posible evolución, al menos, dentro de los betacoronavirus”, el género en el que se incluyen el SARS-CovV el MERS-CoV y SARS-CoV-2, “los que han causado las epidemias humanas más preocupantes”.

¿Es una utopía pensar que para la próxima emergencia sanitaria podríamos tener vacunas listas y eficaces desde el primer día? En febrero de este año, cuando ya se estaban inyectando millones de dosis de las primeras vacunas contra el covid, los expertos estadounidenses Dennis Burton y Eric Topol hicieron un llamamiento en la revista 'Nature' a la comunidad científica para unir fuerzas y dar el siguiente paso: diseñar vacunas que resultaran “ampliamente neutralizantes” no solo contra todas las variantes de SARS-CoV-2 que pudieran surgir, sino contra los coronavirus en general. En su opinión, existían las bases suficientes para empezar a hacerlo.

La maquinaria está en marcha

De hecho, varios grupos de investigación están trabajando en ello y en los últimos meses ha habido algunos resultados significativos. La revista 'Science' publicó un artículo del Instituto de Tecnología de California (Caltech) que mostraba cómo el sistema inmunitario de unos ratones respondía ante una amplia gama de coronavirus tras inyectarles nanopartículas basadas en partes de la proteína S (la que se une a las células humanas y sirve de antígeno para las actuales vacunas) de otros coronavirus distintos. En 'Nature', otros investigadores de EEUU dieron a conocer recientemente una investigación en la que aislaban anticuerpos de pacientes del SARS-CoV y del SARS-CoV-2 y que podrían suponer un gran paso para desarrollar tanto tratamientos como vacunas frente a una amplia variedad de coronavirus. Al inyectarlos en hámsteres, descubrieron que uno de ellos era capaz de proteger a los animales frente a cualquier forma de sarbecovirus (un subgénero incluye al virus del SARS y al del covid).

Del mismo modo, otro artículo aparecido hace pocos días en 'New England Journal of Medicine' (NEJM) habla del hallazgo de “potentes anticuerpos neutralizantes de pan-sarbecovirus”. En este caso, científicos chinos explican que han sido aislados de pacientes que superaron el SARS en 2003 y que ahora han sido vacunados frente al covid con Pfizer. Sus anticuerpos responden “no solo a las variantes conocidas de preocupación, sino también a los sarbecovirus que se han identificado en murciélagos y pangolines y que tienen el potencial de causar una infección humana”. Esa “reactividad neutralizadora cruzada” demostraría que es factible desarrollar una vacuna universal para todos estos virus.

Según explica el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, esa “reactividad cruzada” existe en los coronavirus. Es decir, que personas inmunizadas frente a uno pueden tener su respuesta inmune relativamente entrenada para defenderse de otro. “Los coronavirus comparten muchas proteínas que pueden servir de antígenos, así que a priori se podría encontrar uno que sea capaz de bloquear al resto”, comenta. El problema está en demostrar que una vacuna genérica puede ser lo suficientemente potente. En ese sentido, “los expertos tendrían que encontrar una estructura común a todos o a la mayoría de los coronavirus que pueda funcionar como antígeno para todos los casos”. Las vacunas que se han desarrollado contra el covid, a pesar de utilizar diferentes estrategias, emplean como antígeno la proteína S del coronavirus, recuerda Isabel Sola, “porque es la principal inductora de anticuerpos neutralizantes” (aunque otras proteínas también contribuyen sobre todo a través de la respuesta de las células T). Sin embargo, dentro de esa espícula hay dos partes, el tallo y unas prominencias esféricas. Esta segunda parte cambia mucho, es la que se une al receptor de las células humanas y a ella se dirigen casi todos los anticuerpos. En cambio, “el tallo es una parte que está más conservada entre distintos coronavirus, así que podría ser clave para conseguir una inmunidad menos específica”, explica.

La gripe como referencia

La referencia para que los estudios que persiguen este objetivo lleguen a buen puerto podría estar en las investigaciones que buscan una vacuna universal para la gripe. Aunque aún no se ha logrado (el virus de la gripe cambia todos los años y hay que desarrollar vacunas nuevas cada temporada), las estrategias que se están utilizando pueden servir de referencia. “La idea de generar una vacuna que pueda reconocer a coronavirus conocidos y otros que estén por venir implicaría una aproximación parecida. ¿Es posible? ¿Por qué no?”, apunta la viróloga del CNB-CSIC, “pero no será de hoy para mañana, porque en el caso de la gripe llevan intentándolo muchos años”.

En gripe se han estudiado distintas aproximaciones. Una de ellas pasa por “combinaciones de proteínas para conseguir que la respuesta que no sea específica hacia un único virus, sino que permita reconocer a varios”. Otra, por incluir en la vacuna la secuencia de varios de los coronavirus conocidos. “En ese caso, estás inmunizando con una suma de antígenos específicos. Así, la respuesta inmune sería también una suma de las respuestas obtenidas anteriormente”, señala la experta. En cualquier caso, la búsqueda de una vacuna universal para coronavirus tiene una ventaja: “Muta mucho menos que la gripe”, destaca López Hoyos.

Frente a lo que sucedió con los proyectos de vacuna del SARS y del MERS, cada día se están inyectando millones de vacunas contra el covid. Este salto hacia delante de la investigación hace que los expertos se muestren optimistas. Incluso si no llega a lograrse la “vacuna pancoronavirus”, al menos, ya contamos con una capacidad extraordinaria para responder ante una infección emergente: las vacunas de ARN, como la de Pfizer y Moderna, inéditas en el mercado hasta esta pandemia, “utilizan una metodología que permite adaptarlas rápidamente a mutaciones concretas”, apunta el inmunólogo. “El hecho de que ahora tantos grupos de investigación hayan llegado a ese punto, supone tener una cantidad de información extraordinaria que mejora nuestra posición para enfrentarnos a otra posible pandemia”, asegura Sola, que trabaja intensamente para que su vacuna contra el covid, “de segunda generación”, siga adelante. Incluso aunque haya proyectos que no logren sacar una vacuna al mercado, “cualquier conocimiento es de utilidad para seguir avanzando”. Ahora es mucho menos probable que los proyectos se queden en el cajón: “No solo hay que resolver el presente, sino mejorar nuestra preparación”, añade.

Fuente: Diario El Confidencial España