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La leyenda de William Walker: comenzó con un estatus de 'héroe centroamericano' y terminó fusilado

Así se recuerda en un artículo publicado por la BBC Mundo 

William Walker fue un médico, abogado, periodista y político estadounidense. Es el más reconocido de los denominados «filibusteros» del siglo XIX. ​

El 5 de octubre de 1860, The New York Times informó sobre la ejecución de un estadounidense en Honduras. "Marchó desde su celda hasta el lugar de ejecución con paso firme y semblante inquebrantable… tres soldados avanzaron y dispararon sus mosquetes… esparciendo su cerebro y su cráneo al viento".

El impactante extracto cuenta el final de la vida de William Walker, un millonario que invadió varios países latinoamericanos con un ejército privado con el fin de establecer colonias bajo su control personal.

Durante su vida, Walker logró tomar el poder durante casi dos años en Nicaragua, donde bajo su régimen estableció el inglés como idioma oficial, cambió la bandera nacional y revocó la liberación de los esclavos en el país.

Derrocado de la presidencia, regresó a Estados Unidos con estatus de héroe, pero optó por regresar a Honduras para revivir sus planes. Allí fue capturado, juzgado y condenado a muerte.

  

¿Quién fue William Walker?

La trayectoria de William Walker comenzó a unos 2.000 kilómetros del lugar donde sería ejecutado.

Nacido en el estado americano de Tennessee en 1824, era hijo de un destacado matrimonio de empresarios, procedente de una familia con fuerte influencia en la política local.

Según John E. Norvell, profesor de historia en la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que publicó un artículo sobre la vida de Walker, estudió medicina, fue periodista y abogado, pero acabó abandonando estas profesiones.

Pronto empezó a imaginar una carrera como "filibustero", un mercenario que se une a una expedición militar no autorizada a un país para fomentar una revolución.

"Walker vio la perspectiva de ir a la batalla como una gran aventura. Quizás creía que el 'Destino Manifiesto' de Estados Unidos (una doctrina según la cual Estados Unidos sería considerado responsable de traer la civilización a América) era el de anexar el resto del continente", afirma Norvell en un artículo.

"O tal vez, como el filibustero, Walker se imaginó conquistando vastas regiones de Centroamérica, donde crearía nuevos estados esclavistas para unirse al sur americano”, añade.

En 1853, Walker reclutó a propietarios de esclavos estadounidenses y comenzó su campaña en México en busca de poder y más riqueza. "Al reclutar a partidarios norteamericanos de la esclavitud, esperaba formar una colonia estadounidense en México que eventualmente podría formar parte de Estados Unidos, como lo había hecho Texas antes", dice Norvell.

El ejército mercenario de Walker conquistó dos ciudades mexicanas: La Paz y Ensenada. Allí fue nombrado presidente de la nueva "República de Sonora".

Pero días después de la conquista, la falta de suministros y la resistencia inesperada de las tropas mexicanas obligaron a Walker y su ejército a retirarse a Estados Unidos.

Dictador en Nicaragua

Grabado de William Walker entrenando a sus soldados en Virgin Bay, Nicaragua.

El revés en México no detuvo los sueños de Walker. En 1854, tras estallar una guerra civil en Nicaragua entre partidarios del partido Legitimista, con sede en la ciudad de Granada, y el Partido Demócrata, en León, el líder de los últimos, Francisco Castellón, buscó el apoyo militar de Walker.

“Estos partidarios de Walker, especialmente aquellos que lo apoyaron a cambio de ventajas personales, pueden ser considerados parte de una clase burguesa local que se beneficiaría de la alianza con intereses extranjeros, como Estados Unidos, en detrimento del desarrollo autónomo de sus países”, dice Elaine Santos, doctora en sociología e investigadora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (USP).

Era la oportunidad del millonario estadounidense de alcanzar el poder. La llegada de las tropas de Walker cambia el rumbo de la guerra civil.

En el libro "La invasión filibustera de Nicaragua y la guerra nacional", publicado por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el autor J. Ricardo Dueñas Van Severen detalla que los norteamericanos que desembarcaron en la ciudad del Realejo y, con el apoyo de tropas locales, lograron ampliar su poder.

Al ganar la batalla en Granada contra las tropas gubernamentales, Walker finalmente logra controlar el país. Y en una votación simbólica es elegido presidente.

“Al mediodía del 12 de julio de 1856, trece meses después de desembarcar en el Realejo, Walker prestó juramento como Presidente de Nicaragua en la Plaza Mayor de Granada. Aunque los augurios de tragedia ya eran claros y oscuros nubarrones se cernían sobre la cabeza de Walker, éste fue el momento de mayor triunfo para el invasor y el momento de mayor humillación para Nicaragua y Centroamérica”, afirma el autor.

Walker empezó a traer costumbres y políticas de Estados Unidos a Nicaragua. Gobernando por decretos, optó por restablecer la esclavitud, instituyó el inglés como idioma oficial, fomentó la llegada de norteamericanos, además de cambiar la constitución y la bandera del país.

“En su acción más controvertida y debatida, instauró la esclavitud en Nicaragua, lo que probablemente era un intento de atraer a los sureños estadounidenses a su causa. En términos más generales, Walker quería que la región se incorporara de alguna manera a los Estados Unidos”, dice Marshall C. Eakin, profesor de historia en la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos.

Walter vio en el decreto que declaraba que todos los bienes de los “enemigos del Estado” serían confiscados a favor de la República, y que una Junta Especial sería la encargada de tomar posesión, dirigir y decidir sobre la venta o transferencia de los bienes confiscados, como una oportunidad para repartir tierras entre sus compatriotas, explica Severen.

Su gobierno fue rápidamente reconocido por Washington dada la importancia económica que tenía para Estados Unidos el acceso al Pacífico, vía Nicaragua.

"Desde 1849, California y el oeste adquirieron una nueva importancia para Estados Unidos. Al no existir una ruta interoceánica que conectara los océanos Atlántico y Pacífico, se abrió una importante ruta comercial entre la ciudad de Nueva York y San Francisco, que atravesaba Nicaragua. Los barcos salían de Nueva York con destino a Nicaragua, donde personas y mercancías eran transportadas por agua y tierra hasta el Pacífico para ser enviadas a San Francisco", dice Norvell.

Nombramiento como jefe del ejército nicaragüense

En Granada, el comandante filibustero se alojó en la casa de una dama influyente de la localidad conocida como «niña Irene».

Desde allí impuso una férrea disciplina sobre sus subordinados para evitar saqueos. De hecho, Granada vivió en cierta tranquilidad en los días siguientes.​

Walker, quien en su campaña se esmeró por tener buenas relaciones con el clero,​ se hizo acreedor de palabras de encomio del sacerdote Agustín Vijil, quien le llamó «ángel tutelar de la paz».​

La caída de Granada llevó a que el presidente José María Estrada huyera de sus funciones, por lo que Walker vio una oportunidad de reorganizar el gobierno. Por otro lado, al día siguiente de la victoria, ciudadanos locales le propusieron la presidencia provisional de la nación, pero él rechazó la petición y, en cambio, dijo que aceptaría la jefatura del ejército. Durante su estadía quiso tener pláticas con el líder Ponciano Corral, comandante de las tropas legitimistas en Rivas para tener negociaciones pacíficas, pero la oferta fue tajantemente rechazada.

De todos modos, un acuerdo fue firmado el 23 de octubre de 1855 a raíz de una serie de graves incidentes. Sucedió que varios transeúntes estadounidenses perdieron la vida cuando fueron atacados por fuerzas legitimistas en Bahía de la Virgen, en búsqueda de algunos filibusteros que habían arribado desde San Francisco. Otro barco de vapor fue baleado cuando atravesaba el río San Juan.[81]​ En reprimenda, Walker fusiló a miembros notables de los legitimistas; como al más prominente de ellos, don Mateo Mayorga, Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Estrada (legitimista), quien guardaba prisión desde la toma de Granada. Con este acto Walker introducía el terror como medida para someter a cualquiera que arriesgue oponérsele,[82]​ y amenazó con ejecutar a los familiares de los dirigentes legitimistas que permanecían rehenes en Granada.

A raíz del convenio, Patricio Rivas resultó nombrado presidente provisional, y Walker fue asignado como general en jefe del ejército, aunque de hecho él tenía el poder absoluto en el país. Ponciano Corral ocuparía el Ministerio de Guerra posteriormente.[83]​ Además, para ese tiempo empezó a circular el periódico El Nicaragüense,​ medio que fue el primero en denominarlo como el «predestinado de los ojos grises», sobre la base de una vieja tradición de los nativos nicaragüenses la cual establecía que serían liberados de la opresión española por un «hombre de ojos grises».

Por su parte, Ponciano Corral —inquieto por el avance de los democráticos y de los filibusteros en la política local— mandó en secreto cartas a Pedro Xatruch y José Santos Guardiola,​ en las que pedía la intervención de sus gobiernos y advertía del grave peligro de los invasores en la región.[86]​ Las cartas cayeron en manos de Walker por medio del mensajero que trasladaba los escritos y quien no era adepto a los legitimistas.[86]​ Cuando supo del contenido de las misivas, sentenció a Corral a muerte por fusilamiento, que se llevó a cabo el día 8 de noviembre de 1855.[58]​ El ajusticiamiento causó pesar en la población de Granada al tratarse de un héroe local.

Aunque Walker se ganaba el apoyo de los liberales nicaragüenses y de los esclavistas de Estados Unidos, que veían la oportunidad de anexionar Centroamérica, también ganaba cierta aversión en la región centroamericana e incluso del Reino Unido que no admitía su presencia en el territorio.[87]​ Para el 3 de diciembre arribó a Granada el hondureño José Trinidad Cabañas —quien antes había prestado su ayuda a los democráticos nicaragüenses— y se entrevistó con Walker para pedirle su ayuda contra Guardiola, quien le había despojado del poder. Sin embargo, la asistencia fue denegada por Walker, quien probablemente tomó esta decisión para no aliarse con alguien de tanta influencia en la región.[88]​ Ante el agravio, Cabañas tomó rumbo a San Salvador, y allí inició una campaña contra el filibustero al dilucidar sus verdaderas intenciones en Nicaragua.[88]​[N. 5]​ Esta desunión con Cabañas causó una serie de renuncias de importantes miembros del gobierno de Rivas.[88]​

Declaración de guerra de Costa Rica

En un momento que había crecido la simpatía hacia el aventurero, y tratando de impedir una confrontación directa con el Reino Unido, el 8 de diciembre de 1855 el gobierno de Estados Unidos prohibió la salida de expediciones hacia Nicaragua.[89]​ Debido a esto, oficiales fueron despachados para impedir la violación a las leyes. Walker, por su parte, trataba de mantener conversaciones con el gobierno a través de su representante Parker H. French, pero el comisionado fue ignorado por el Secretario de Estado William L. Marcy. Asimismo, a pesar de que el representante diplomático estadounidense en Nicaragua John H. Wheeler, amigo y seguidor del filibustero, había reconocido el gobierno de Rivas el 10 de noviembre,[58]​ fue desautorizado por el gobierno de su país en cumplimiento de las disposiciones del tratado Clayton-Bulwer.[87]​

En vista del rechazo, los países centroamericanos (Guatemala, Costa Rica, Honduras y El Salvador) vieron fortalecidas sus intenciones de formar una fuerza contraria a los filibusteros.[90]​ Aunque Walker deseaba una convivencia pacífica, esto no fue admitido por las naciones vecinas, pues el filibustero incrementaba sus tropas con la llegada de más estadounidenses, aunque estos milicianos —entre ellos vagabundos y aventureros— se desilusionaban a su llegada debido a la férrea disciplina impuesta por Walker y las penosas condiciones del lugar.[91]​

La situación del filibustero tendría un giro importante a principios de 1856 cuando entró en conflicto con el empresario Vanderbilt. Aconsejado por dos rivales del «Comodoro», Charles Morgan —quien estaba al mando de la Accesory Transit Company desde 1853 en ausencia de Vanderbilt—[92]​ y C.K. Garrison, Walker conminó al entonces presidente Patricio Rivas que revocara el otorgamiento de la ruta a la empresa interoceánica, por una supuesta deuda al gobierno de Nicaragua. Al contrario, esta resolución pretendía que Morgan y Garrison tuvieran el control de la ruta y garantizar el envío de más milicias filibusteras.[93]​

Una vez hecha la revocación, Walker perdió lo que pudo haber sido la participación de un poderoso aliado como lo era Vanderbilt, quien optó por no reactivar su negocio en esa misma ruta en común acuerdo con la Pacific Mail Line, para no competir en la ruta a través de Panamá.[N. 6]​[94]​ Esto ocasionó la pérdida de provisiones y reclutas para el país, pues Morgan y Harrison nunca organizaron la asistencia prometida, lo que permitió que las cuatro naciones centroamericanas se preparasen para atacar Nicaragua junto a los legitimistas. La situación se complicaba ante las órdenes del presidente Franklin Pierce de impedir la salida de expediciones militares hacia Nicaragua. No obstante, cientos de aventureros se escabulleron bajo la apariencia de emigrantes.[95]​

Por otro lado, en Costa Rica regía el presidente Juan Rafael Mora Porras, cuyo gobierno era apoyado por el Reino Unido.[96]​ Aparte de la amenaza filibustera sobre este país a raíz de los sucesos en Nicaragua, se encontraba el interés costarricense sobre el territorio del Partido de Nicoya —hoy— Guanacaste, que se encontraba en disputa con la vecina nación (ya que el mismo Partido en votación a cabildo abierto, había votado en favor de anexarse a Costa Rica el 25 de julio de 1824), y la oportunidad de ganar el control sobre la ruta interoceánica en vistas al futuro.[97]​ El 1 de marzo de 1856, Mora declaró la guerra a Nicaragua ante una posible invasión,[98]​ iniciando así la Campaña Nacional de Costa Rica.[99]​ El gobierno de Rivas hizo lo propio el 11 de marzo.[100]​ Walker intentó frenar cualquier avance costarricense, y por ello desplegó una tropa comandada por el coronel Louis Schlessinger sobre Guanacaste que fue derrotada el 20 de marzo en la hacienda Santa Rosa. El fracaso abatió la moral de los filibusteros.[101]​

El ejército costarricense, comandado por José Joaquín Mora Porras, avanzó en el territorio vecino ocupando las ciudades de Rivas y Bahía de la Virgen, importantes poblados de la ruta del tránsito por un lapso de dos meses. Este nuevo golpe provocó numerosas deserciones entre los estadounidenses.[102]​ Al mismo tiempo, la ingesta excesiva de alcohol hacía mella en las tropas filibusteras, lo que obligó a Walker a tomar medidas disciplinarias; incluso su hermano Norvell fue despojado de su calidad de capitán.[103]​

El 11 de abril, Walker organizó un contraataque en Rivas (Segunda Batalla de Rivas),[104]​ ocupada por unos 3000 combatientes enemigos, la mayoría costarricenses.[105]​ Sus bajas fueron considerables, pero se estima que los decesos de los asediados fueron cinco veces más numerosas. Durante la refriega, el soldado costarricense Juan Santamaría realizó un acto heroico cuando prendió en llamas un edificio llamado «el mesón» donde estaban guarnecidos los filibusteros,[99]​ cuyas tropas debieron abandonar la localidad derrotadas. Sin embargo, los costarricenses no disfrutaron de la victoria ni mantuvieron la ocupación, pues debieron alejarse de Nicaragua el 26 de abril por los estragos de la enfermedad del cólera.[106]​[107]​ En medio del caos, el filibustero mostró consideración con los enfermos del bando contrario.[108]​ Según Scroggs, quien retoma las palabras de un historiador, asevera: «En honor a la verdad…Walker trató con humanidad a los soldados que le fueron recomendados».[109]​ Por otro lado, en esos días se desató en Panamá un tumulto denominado el «Incidente de la tajada de sandía» debido, en parte, a falsos rumores de una invasión del filibustero.

Mientras esto ocurría, el padre Agustín Vijil, nombrado ministro del Exterior del gobierno de Rivas, dio un lapso de optimismo al ser recibido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en el mes de mayo. Pero el entusiasmo duró poco, pues el sacerdote renunció a su cargo ante la presión de los ministros de América Latina y la actuación velada de los gobiernos del Reino Unido y España, debido a su estrecha amistad con el filibustero.

El fusilamiento

La victoria del ejército de Walker y su poder no duraría mucho. Casi dos años después de tomar el poder, una tropa de nicaragüenses exiliados se unieron a tropas de países centroamericanos, así como a mercenarios financiados por otros estadounidenses con negocios opuestos a Walker para derrocarlo del poder.

Incapaz de contener el impulso de las tropas que se oponían a su régimen, Walker es expulsado de Nicaragua y regresa a Estados Unidos con estatus de héroe. Allí escribe un libro llamado "La guerra de Nicaragua" y comienza a reclutar nuevos aliados. No permanece mucho tiempo en tierras del norte.

Su plan seguía vivo y, tres años después, desembarcó en Honduras para una nueva aventura golpista.

Considerado un peligro por los británicos, Walker es arrestado por un comandante inglés cuyo barco protegía los intereses británicos en la región y es entregado a las autoridades locales en Trujillo.

"El capitán inglés Salmon, acompañado de cuarenta hombres, navega río arriba en dos pequeñas embarcaciones. Al llegar donde está Walker le insta a rendirse y le avisa de que está rodeado por las tropas hondureñas", dice Severen en su libro.

Walker termina siendo rápidamente sentenciado a muerte por las autoridades hondureñas y muerto a tiros por tropas leales al gobierno hondureño.

Símbolo latinoamericano

"Walker es considerado ahora el epítome del agente imperial estadounidense despiadado y aventurero. En Centroamérica, simboliza los esfuerzos imperiales estadounidenses del siglo XIX", dice Eakin.

Para Elaine Santos, de la USP, las invasiones promovidas por Walker reforzaron un sentimiento nacionalista, relacionado con la soberanía y la independencia en la región.

"Creo que su historia y sus incursiones reforzaron la premisa, especialmente en Centroamérica, de los 'peligros' del imperialismo y la importancia de estar atentos a las amenazas externas", afirma.

Según Santos, todavía hay un paralelo que trazar hoy.

"Para hacer una comparación de nuestro tiempo histórico, podemos decir que, así como William Walker reclutó mercenarios para apoyar sus intentos de tomar el control de países de Centroamérica, Elon Musk tiene sus propios 'mercenarios digitales' que promueven su agenda en el mundo virtual".

"De la misma manera que la intervención de Walker en la política centroamericana generó reacciones de los países vecinos y tuvo consecuencias para la región en su conjunto, la influencia de Musk en la política nacional de países como Brasil puede verse como una preocupación por la estabilidad política y la autonomía de las instituciones democráticas", concluye.

Fuente: BBC Mundo

Un gabado sobre el filibustero estadounidense William Walker (1824-1860) en la Mansión Presidencial, Granada, Nicaragua.