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El último baile para Saprissa, Alajuelense, Herediano y Cartaginés

Escuché, no sé a quién, es difícil precisar cuando uno solo escucha quien dice lo que dijo: “las finales no se juegan se ganan”. Siempre pensé que el fútbol, como todo juego, debe jugarse antes de ganarlo.

Quizás el que dijo esa frase, que de a poco se convirtió en una verdad nacional, la veremos en estas series finales Saprissa - Cartaginés y Alajuelense - Herediano. Nada más aburrido es ver un juego de fútbol, mantenerse neutro, y declararse mudo o ciego. El fútbol también consiste en identificarse con lo bueno y lo malo.

 

Lo fundamental en estas series finales se puede resumir en una sola palabra: ansiedad. Y ¿qué es la ansiedad? Es el estado emocional negativo que incluye sensaciones de nerviosismo, preocupación y aprensión bajo situaciones de estrés. ¿Cuál equipo logrará manejar mejor la ansiedad?

En estos partidos por lo general la mirada está puesta en estadísticas. ¿Cuántos goles hicieron los delanteros? ¿Cuántas atajadas salvadoras hizo el portero? ¿Cómo se desempeñaron los defensas? ¿A cuál equipo favorecieron los árbitros? ¿Cuál tuvo mejor suerte? En todas esas preguntas habrá una respuesta que busca hacerla verdadera.

En el fútbol las partes están bien definidas: portero, defensas, mediocampistas y delanteros. ¿Cuál es la más importante? Considero a los mediocampistas. Los que juegan en la media cancha.

Estos jugadores son los encargados de controlar la parte defensiva y ofensiva. ¡Que se puede jugar directo y saltarse esa zona!, sin duda es posible y a veces efectiva si los defensores son lentos con los balones a la espalda y en las coberturas.

¿Tiene Costa Rica buenos jugadores en esa zona media? Si los tiene pero todos son mayores de 30 años y por su edad los descartaron en la Selección Nacional.

Leí una frase de Arturo Pérez – Reverte, (escritor de La Reina del Sur), “Los jóvenes no están preparados para el iceberg del Titanic”.

Todavía Michael Barrantes, Mariano Torres, Celso Borges, Alexander López, Elías Aguilar, Yeltsin Tejeda o Dylan Flores, no son superados por Alejandro Brand, Orlando Galo, Jefferson Brenes o Brandon Aguilera, (en la selección nacional), que son solo candidatos a ser buenos jugadores.

Un equipo sin ofensiva es porque no tiene buenos mediocampistas que logren repartir, no los panes y los peces, sino balones a los que juegan por fuera y por dentro de la cancha.  Impulsar un pase largo o mantener la posesión del balón. Mirar toda la cancha y no solo correr viendo el verde del césped cuando tienen la pelota.

Algunos entrenadores del alto nivel cuando atacan, como Guardiola o Klopp, ya no usan a los defensas laterales como extremos o carrileros abriendo la cancha por esa zona, sino que los hacen saltar y jugar como mediocampistas por el medio cuando el equipo tiene posesión del balón. Además para producir espacios en los defensores rivales el jugador en punta muchas veces se suma a la media cancha. Toda la ofensiva debe partir de esa zona.

En la parte defensiva los mediocampistas también son muy importantes. Cuando a un equipo le anotan muchos goles una gran culpa la tienen los jugadores que juegan en ese carril central. Al no estar o saber posesionarse deja a los rivales enfrentar en el uno contra uno a los jugadores de la última línea. Y si el rival juega con balones largos son los encargados de ganar las segundas bolas.

Todo en estas semifinales vuelve a cero. Va de nuevo. El mejor equipo será el que logre manejar la ansiedad y ubique los mejores jugadores en la media cancha que sepan bailar el ritmo en este último baile.

** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.