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¿Estamos en el camino correcto para desarrollar jóvenes figuras?

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No son lo que son; son lo que podrían ser. O eso nos hacen creer: les gusta ser lo que podrían ser mucho más que ser lo que son; después la realidad contraataca y les ofrece el pretexto perfecto: ah, lo que haría si no fuera porque... Cuando lo recuerdan, con ese odio mezclado con nostalgia que producen los pasados duros, lo piensan, seguramente, como la generación perdida. Los jóvenes jugadores que desaparecieron sin rastro.

Pero enseguida alguien mencionará las razones, Por qué desaparecieron como una estrella fugaz, y no se acuerdan del camino recorrido que los llevó a desaparecer.

El futbol está en un momento raro. Más allá de la confusión, los entrenadores siguen buscando sus maneras, sus fórmulas, y quieren formar un talento, en tiempo récord, como los científicos fabricaron la vacuna del Covid 19. No lo logran y deben entonces reciclar jugadores.

“Veremos si va a ser un gran jugador. Todavía no lo es. A veces toma gaseosas y come papas fritas. Le digo que después de hacer ejercicio debe sumergirse en agua fría para recuperarse, y el dice Papá, pero hace tanto frío. Es normal tiene diez años. Tiene potencial. Es rápido, regatea bien. Pero eso no es suficiente. Se necesita mucho trabajo y dedicación, todavía no sé si llegará a ser buen jugador”, dijo Cristiano Ronaldo refiriéndose a su hijo en la entrega de los Globe Soccer Awards.

Qué pasa con nuestros jóvenes jugadores que salen del país y regresan a los pocos meses? Será que solo se dedican a tomar gaseosas y comer papas fritas? Estamos corriendo por hacerlos debutar en la primera división a los 15, 16 o 17 años, sin estar aun formados?

Saprissa, Alajuelense, Herediano, Santos, Limón, solo por citar algunos de los equipos, luchan por ganar el premio al que debuta jugadores con menos edad, pero, juegan unos minutos y desaparecen: los queman. En vez de hacer historia, convierten en histeria la carrera del jugador con conductas que proponen un curso de acción y que les dicen lo que podrían ser, pero no son.

Le pregunté a un amigo entrenador de trayectoria internacional, de quien voy a tomar algunos de sus pensamientos, cómo lograr el verdadero crecimiento de un jugador con talento.

“Hay buenos jugadores jóvenes que se estancan de un modo lamentable por apresurarse a llegar a un equipo. Ignoran que se evoluciona compitiendo no entrenando. Los resultados deben darse en la primera división. Abajo, en las Ligas Menores es formarlos, y enseñarles a ganar, no exigirles ganar”.

“A un chico no le puedes exigir ganar, se le debe enseñar a ganar. Y se le enseña a ganar dándole valores, disciplina, exigiéndole en los entrenamientos, que aprenda a jugar de distintas formas, para cuando llegue al equipo de primera división esté debidamente preparado. La primera división no es para formar al joven”.

“Cuando el jugador comienza a darse cuenta que él es el foco principal y que el paso en que está es demasiado corto para él y se cree una estrella que puede jugar con una pierna en la espalda, su mentalidad se desmorona”.

“Un jugador joven, si no es un genio, está lleno de defectos. Para formarlos, enseñarles, el entrenador debe enamorarse de una virtud que tenga. Por lo general un chico, que llegue a debutar en un equipo de primera división, debe tener una virtud sobresaliente que se la pulieron. Y enamorarse, por el entrenador, de esa virtud, significa aportarle la confianza para que haga muchas veces lo que sabe hacer bien”.

“Uno de los grandes errores de los entrenadores formadores es que se quedan con la formación académica, lo que les dicen en los cursos, y los lleva a enamorarse de jugadores que aparentan no tener defectos. O al menos cree que no los tiene porque meten un gol, hacen un caño, un dribling, un sombrerito o corren más que ninguno y al final el equipo ganó el partido y hasta logró un campeonato”.

“El crecimiento de los jugadores jóvenes que se agregan al primer equipo no es para tenerlos entrenando y mostrándoselos a la prensa. El crecimiento se da si los ponen a jugar al menos 500 minutos por temporada”.

- Cuántos salen de Costa Rica sin tener esa cantidad de minutos jugados? Cuántos debutan en un equipo de primera o segunda división y luego se pierden?, me preguntó mi amigo entrenador.

- No lo sé - fue lo único que pude responder.

 Pero lo que tengo claro es que a muchos los ponen a jugar en forma rutinaria, y en el peor de los casos hasta con el piloto automático, solo para mostrarlos, y que todos hablen de ellos. En vez de hacer historia, convierten en histeria la carrera de un joven jugador de la cual nunca se van a reponer. Quizás importa poco. Que caray: sigamos reciclando jugadores.

** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.